jueves, 27 de mayo de 2010

TIERRA DE NADIE

Encontré la tierra de nadie por casualidad un día de esos que Tom Waits definiría de "cerveza caliente y mujeres frías". A la salida, entre ratas y cucarachas que peleaban por su alimento, tambaleante y apoyado en las paredes mugrosas, toqué el vacío y caí de culo porque no había pared ni nada.
Que borracho estoy, me dije. Estaba en lo que debería ser el suelo salvo que era de color violeta furibundo y el cielo era verde inglés.
"Esta es una de la madre, ya entré en el delirio". El turro del barman me puso algo en ese pis que llama birra y me cobró como whisky del caro. ¡Que hijo de puta!
Me puse en pie y seguí el juego total, en algún momento despertaré en casa o con las paletas de un desfibrilador así que, sea pues, ahí vamos.
Las giralunas (no me pregunten como supe su nombre) dormían porque el sol celeste estaba en el cenit, apenas visible en el cielo verde. "Es por que estamos en invierno", me dijo un perro con seis patas y sin cola que armaba flor de traqueteo cada vez que se rascaba las pulgas. Siempre se me pegan los pichichos es fatal, hay un millón de personas en la calle y los perros perdidos vienen siempre a mí, me parten el alma y vienen conmigo porque no puedo dejarlos y.... nada, es historia vieja.
A lo lejos un viento marrón hablaba furioso con los brazos en jarra a un molino que se resistía a realizar su trabajo. "toy cansado" dijo como los chicos  con berrinche y no había caso. Mientras tanto, las vacas de color rosa jugaban a la canasta esperando que se resolviera la cuestión, charlando como damas en la peluquería, mientras sostenían dificultosamente las cartas.
¿Siempre es así? le dije al perro que me miró sin entender. Digo, los colores de las cosas, el suelo, el cielo, el sol, todo trastocado, sin ofender, claro.
¿Te parece? me dijo - No quieras saber como es cuando la tierra de nadie anda con la depre. Corremos todos a las alturas porque son días y días de diluvios por la llorona y el viento que se raya y rompe todo y el suelo cambia todo el tiempo y no sabés si andás caminando por arriba o por abajo y de nada te das flor de golpe.
Te la encomiendo si te caes desde el cielo pensando que vas a mear un árbol. No, no es fácil vivir aquí.
Seguimos el sendero hasta que llegamos al mar de los deseos incumplidos. Un océano revoltoso con olas gigantes, que golpeaba con furia las playas del ánima fruto del desencanto. Nada más doloroso que desear sin fe, desear sin esperanza, desear lo imposible, desear con desesperación al pie de la luna sin saber que en realidad es una piedra gris inerme. Desear por desear, para salir de la nada sin saber adonde. Por eso la rabia, la espuma de olor fuerte y los peces que saltan con colmillos de vampiro pescando hombres para alimentarse o por deporte nomas, de aburridos, para hacer algo.
No se te ocurra mojarte las patas, pensé y al agacharme jugando a la ruleta rusa con el borde de las olas como hacemos en vacaciones, escuche voces. Eran mejillones que cantaban la canción de los siete enanos de la película Blancanieves de Disney, salvo algunos que gritaban más fuerte pidiendo socorro. El picho me dijo que siempre había mejillones con ataques de pánico y ansiedad, por el estrés de estar enterrados en la arena o pegarse con desesperación a las rocas para que la corriente no los arrastre.
¿Y los otros porque cantan, picho? - Para no pensar, me contestó. Para darse ánimos mutuamente y no aflojar ya que aceptan su destino, la pelean y en el medio si pueden, tratan de ser felices. 
Filosofando barato llegamos a la Montaña de las ilusiones perdidas. Cada vez que alguien pierde una ilusión, la Montaña crece y se agranda. Realmente era enorme.
Desde el pie y por las laderas, miles de personas trepaban arañando y escarbando, desprendiendo y arrojando cosas y sin que me explicaran, entendí.
Todos buscaban la ilusión que perdieron o al menos, una ajena que les quepa.  Prueban y descartan y se alegran por un instante para resignarse luego. Es que las ilusiones ajenas son de tiro corto, tiran de sisa y se rompen enseguida. Por joder nomas me probé una y resulto ser de una señora que quería simplemente que la amaran, sentirse necesaria otra vez,  deseada, alguien en el mundo, una ilusión chiquita que se arrastraba como caracol bebé, de esos con caparazón transparente y frágil. Vibré con el pinchazo del ansia y no supe más, se deshizo en el aire, se fue como humo de cigarrillo haciendo volutas hasta que un pájaro carpintero con overol y caja de herramientas la pesco y la clavó en una guitarra rota que sonaba sola y desafinada, ignorada por la multitud quejosa.
Me sacó del ensueño el picho con su rascadera sextuple. Tenés que irte, pero no seas ratón y la próxima vez traeme algo de comer porque con el asunto de los cambios cada dos por tres muerdo cualquier cosa y me rompo los pocos dientes que me quedan.
Me dejó frente a una ventana por la cual salte como pude. (ya no soy muy ágil) aterricé en el viejo colchón, ese hundido con mi forma, al lado de una perfecta desconocida con pelos en las axilas, oliendo a perfume barato en aerosol, alcohol, sexo y sudor. Lindo nombre para un club de fútbol reflexioné, tentado por el chiste fácil.
La dejé, esperando que no robe nada. Mis esperanzas son sencillas y de vuelo bajo.
Salí esquivando la basura que tiran los basureros cuando recogen la basura, rumbo a la panadería de cosme. Adoro las facturas calentitas  y de paso ya que estoy, compro comida para perros.




2 comentarios:

  1. Me encantó tu relato
    también escribo
    http://www.otrahijadelalagrima.blogspot.com
    www.laperladejanis.blogspot.com (poesía)

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  2. A quienes gusten, encontraran deambulando por aquí, un link de acceso directo a la hermana Gemela de Amores y Desamores con otras historias, en clarin blogs. Si no tienen ganas de esforzarse es htpp://blogs.clarin.com/dbregua
    abrazo cordial.
    daniel bregua

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